El desayuno es una de las comidas más importantes del día. Después de las horas de ayuno nocturno, el desayuno es la primera comida del día, por lo que nos debe aportar las condiciones favorables para un mayor rendimiento físico e intelectual. La ración del desayuno contribuye de forma vital a cubrir las necesidades diarias de vitaminas y minerales, entre los que destacan: calcio, zinc, magnesio y vitaminas B6 entre otros.

Además que, un desayuno adecuado participa en un reparto de alimentos diario más equilibrado, y con menos tentempiés, bollería u otros alimentos considerados «extras», que debemos evitar en la medida de lo posible.

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¿Cómo debe ser un buen desayuno?

Para poder hacer un buen desayuno o un desayuno completo, es fundamental dedicarle el tiempo suficiente, entre unos quince y veinte minutos, y siempre justo antes de iniciar la actividad habitual.

No tomes un desayuno demasiado ligero. Ten en cuenta que el desayuno debe proporcionar entre el 20 y 25% de las calorías diarias, que necesita nuestro cuerpo.

Para que un desayuno se considere completo debe combinar tanto líquidos como sólidos. Incluye en tu desayuno lácteos, galletas, pan o similares, cereales, frutas o vegetales frescos. Vigila la presencia de fibra y limita la cantidad de contenido graso.

La fórmula para obtener un desayuno completo es:

Lácteos + Cereal + Fruta = Desayuno completo.

Dentro del grupo de los lácteos se agrupan alimentos tan comunes como leche, yogur o queso fresco. Dentro del grupo de los cereales se encuentran los cereales en sí, pan, tostadas o galletas. Y dentro del grupo de la fruta, nos encontramos con la fruta natural troceada o zumos. Combinando estos grupos de alimentos podrás obtener un desayuno completo y variado cada día.

En cambio, saltarse el desayuno no es buena idea, porque no solamente no ayuda al control de peso, sino que contribuye a incrementar el riesgo de obesidad, debido a que, cuando no se desayuna, se tiende a picar entre horas o comer más en la siguiente comida, siendo más difícil construir una alimentación equilibrada y saludable.

Recuerda tomar un desayuno rico y variado cada mañana, compuesto por lácteos, pan o cereales, frutas y otros alimentos. Es muy saludable y tendrás más energía para pasar el día.