Con la llegada del otoño, llegan las bajadas de temperatura, con lo que los más pequeños de la casa se tendrán que enfrentar a un nuevo factor para ellos. Sin duda, a medida que avanza el año, el frío cada vez es más evidente y el primer punto a tener en cuenta es abrigarnos adecuadamente, sin olvidarnos de los más pequeños de la casa, para evitar que tengan contrastes de la temperatura.

Hacia finales de septiembre, en octubre y noviembre, al mediodía el clima es más cálido, pero a primera hora de la mañana, por las tardes, y sobre todo por las noches, la temperatura bajará y hará más frío. Pero este no tiene que ser un motivo para dejar de salir de paseo con nuestro bebé, lo mejor será es pasear al bebé en las horas en las que hace una temperatura más agradable o cálida para el bebé. De esta manera tendrás que abrigarlo menos y por lo tanto irá menos molesto. Pero si no puedes salir a esa hora, tendrás que preparar a tu bebé para ir adecuadamente con el clima.
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Una de las primeras preocupaciones que suelen tener las madres es saber si su bebé tiene frío o calor. Ante esto, la primera reacción es tocar sus manitas o incluso, si está sudando, pensar que el bebé puede tener frío. Pero debemos tener cuidado con esta situación, ya que el bebé es pequeño y su sistema de autorregulación de la temperatura todavía no está desarrollado del todo. La mejor forma de saber si tu pequeño tiene frío o calor, será tocando su cuello o nuca. El cuello y la nuca son los dos lugares donde la percepción de su estado en relación con la temperatura es más exacta.

Y ahora más que nunca, deberás estar pendiente de su alimentación. Ten en cuenta que una buena alimentación aportará al bebé los alimentos necesarios para que su cuerpo luche contra los factores ambientales externos. Debes mantener la ingesta de leche materna o leche artificial y consultar al pediatra, qué alimentos complementarios puedes ofrecer a tu bebé para que tenga las defensas preparadas para el frío, según su edad. Recuerda que, en el caso de que ya esté tomando alimentación complementaria, puedes acostumbrar a tu pequeño a tomar lácteos, que es una buena manera de ayudarles con sus necesidades nutricionales.

Del mismo modo, debes tener en cuenta que con la llegada del otoño, el frío y el viento típico de esta época del año, la piel del bebé puede resecarse, por lo que deberás tener la precaución de que su piel se mantenga hidratada y protegida, con productos específicos para ello.