Existen muchos niños que pueden presentar algunos de los síntomas característicos del Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad, conocido con las iniciales TDAH y que sin embargo, no padezcan dicho trastorno. Por eso te vamos a dar unas pautas que te ayudarán a prevenir los problemas de atención. Ten en cuenta que, antes de los seis años no es habitual establecer un diagnóstico definitivo. Lo que sí puede hacerse es adoptar una serie de medidas
educativas y estimuladoras tanto en el colegio como en el hogar que pueden contribuir a que el niño mejore e incluso que los síntomas del Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad desaparezcan.
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Dormir lo necesario: La primera medida, y una de las más importantes, para que un niño mantenga un nivel de atención y concentración suficiente es que duerma lo necesario durante la noche. Si el sueño nocturno de un niño es inadecuado o insuficiente, éste presentará dificultades durante el día de atención y se mostrará mucho más inquieto. Si un niño necesita más de una hora de siesta o se acuesta más allá de las 22:00 horas, lo más probable es que su sueño nocturno sea insuficiente.

Tratar los problemas respiratorios: La mayoría de los niños inquietos y con problemas de atención, en ocasiones padecen también problemas respiratorios importantes, como pueden ser: asma, bronquitis, alergias. Estos problemas respiratorios implican casi siempre dificultades para que el niño duerma y descanse lo necesario, y durante el día provocan fatiga e irritabilidad. Si crees que tu hijo puede presentar problemas respiratorios, debes acudir al pediatra, para que lo valore y si es necesario, reciba el tratamiento adecuado para que pueda funcionar normalmente.

Ambiente familiar tranquilo: Para que un niño no presente problemas de atención, es fundamental que viva en un hogar tranquilo. Una ambiente familiar caracterizado por el estrés, el desorden, las prisas, los cambios frecuentes o la falta de rutina provocan problemas de atención y nerviosismo en todos los niños, tengan o no problemas de atención. Del mismo modo, si en la vida del pequeño también existen cambios frecuentes, también puede descentrarse, como el simple hecho de comer cada día en una casa, depender de diferentes personas para recogerlo en el colegio o no tener un lugar fijo donde estar. Al contrario, un ambiente familiar con una rutina diaria sin muchos
cambios, donde el niño sabe lo que va a suceder a continuación, donde no haya gritos ni prisas continuas, favorece la serenidad del niño.

Mejorar las pautas educativas: Las pautas educativas son las estrategias que los padres utilizan para educar y manejar la conducta del niño. Algunas de estas pautas empeoran la inquietud de los niños, como que el niño se salga con la suya si insiste o se enrabieta, que no haya unas normas claras, que se incumplan las medidas, llamar la atención indefinidamente y sin éxito, la sobre protección excesiva, falta de acuerdo entre la pareja, etcétera. Todo ello empeora las cosas. (También puedes consultar nuestra guía «Mi hijo no me hace caso»).

No dejar que vea la televisión antes de ir al colegio: Quizás esta pauta, para algunos, les pueda parecer una tontería, pero el simple hecho de ver la televisión antes de acudir al colegio, reduce la capacidad de
atención en clase. Si lo comparamos, la televisión es mucho más estimulante, que cualquiera de las actividades escolares. Si evitamos que vea la televisión antes de ir al colegio, el niño acudirá al colegio en mejores condiciones de concentración.

Reducir el uso de videojuegos: El uso de videojuegos debería retrasarse lo más posible, y a ser posible deberían evitarse en la etapa de Educación Infantil. En Infantil son más adecuados juguetes que estimulen su imaginación y creatividad, así como la relación con otros niños. Los videojuegos no favorecen la concentración en actividades menos atractivas, y en aquellas que implican mayor esfuerzo mental. (También te puede interesar nuestra guía de «Juguetes Recomendados»)

Jugar al aire libre: Los niños deben disponer de una hora de juego al día como mínimo, y siempre que sea posible al aire libre. El juego al aire libre favorece la relación con otros niños y canalizar su energía y vitalidad. (También te puede interesar nuestra guía Jugar al aire libre»).

Juegos que favorecen la atención: Algunos juegos favorecen la atención, la concentración y otras
capacidades cognitivas, como los puzzles y los dominós infantiles. Dedicar un tiempo semanal a estas actividades favorece el desarrollo de la concentración y de otras capacidades cognitivas.

Contar cuentos: Otra actividad que favorece la atención es leer cuentos a los niños. Mejor si
esos cuentos se leen conjuntamente, explicándole las imágenes que aparecen en los libros y preguntándole sobre lo leído.

Realizar actividades de lápiz y papel: Por último, pero no menos importante, realizar actividades de lápiz y papel es una buena tarea para prevenir los problemas de atención. Algunos padres realizan en casa actividades similares a las de la escuela: colorear, pintar, escribir, hacer fichas de actividades, etcétera. En otros casos pretenden que sus hijos adelanten en conocimientos y los ponen a leer o escribir. Salvo que lo indique la tutora, realizar en casa este tipo de tareas puede provocar un cierto rechazo hacia el trabajo escolar por sentirse saturado. Sin embargo, sí pueden realizarse algunas fichas y tareas elaboradas para estimular precisamente la atención. Realizar este tipo de tareas, siempre que sean adecuadas a la edad del niño y supervisadas por un profesional, ayuda a estimular y mejorar algunos aspectos de la atención. También favorece que el niño aumente la capacidad de dedicar un tiempo de trabajo «sentado en mesa».

Si finalmente, teniendo en cuenta todas estas medidas, el comportamiento del niño no mejora, y sigue presentando problemas de atención, habría que decidir que un especialista valore sus dificultades.

Fuente: Folletos de ayuda a padres y madres. Jesús Jarque García.
www.jesusjarque.com