Seguramente, en más de una ocasión has oído hablar de casos de hipertensión arterial o de tensión arterial alta. Se trata de una enfermedad muy frecuente, con la que antes o después tenemos que lidiar.

Para que puedas conocer con más detalles en qué consiste tener la tensión alta y cuáles son sus consecuencias, te invitamos a leer esta completa guía de Hipertensión Arterial (HTA).

¿Qué es la Hipertensión Arterial?

Es muy probable que hayas escuchado alguna vez la expresión de «tiene la tensión arterial elevada», pero si no es así, te explicamos qué es la Hipertensión Arterial.

La Hipertensión Arterial, también conocida por sus iniciales HTA, es una de las enfermedades más frecuentes del mundo. Has de saber que su frecuencia aumenta de manera exponencial con la edad. A partir de los cincuenta años unido al aumento de la esperanza de vida en los países desarrollados, hace que se convierta en uno de los problemas sanitarios de
primera magnitud.

La Tensión Arterial Elevada está estrechamente relacionada con los problemas y enfermedades cardiovasculares, conviertiéndose en una de las primeras causas de mortalidad en muchos países. Otros factores como la diabetes, la obesidad, el tabaquismo o la hipercolesterolemia, es decir, el colesterol elevado pueden hacer que el riesgo de sufrir tensión arterial elevada se multiplique.

Presión Arterial

Antes de entrar en más detalles sobre la hipertensión arterial, vamos a definir qué es la presión arterial.

La Presión Arterial (PA) es necesaria debido a su función de distribuir la sangre para que llegue a todas las células del organismo.

La Presión Arterial está íntimamente relacionada con el gasto cardíaco, es decir, con el flujo de sangre que sale del corazón y las resistencias periféricas.

Este gasto cardíaco depende de la frecuencia cardíaca, la contractilidad y del volumen de sangre (influenciada por el riñón, el sodio y ciertas hormonas). Por su parte, las resistencias periféricas están reguladas o dependen de mecanismos vasopresores y vasodilatadores de causa nerviosa, hormonal o local de la misma pared.

Como podemos ver, la Presión Arterial está influenciada por múltiples factores, por lo que puede variar a lo largo del día y de la noche. Hemos de indicar que, en cada ciclo cardíaco existe una contracción (sístole) que da lugar a la presión sistólica y una relajación (diástole) que da lugar a la presión diastólica.

Cómo Medir la Tensión Arterial

La Hipertensión Arterial se puede definir de muchas maneras. De todas las definiciones dadas, quizás, la más sencilla y fácil de entender es aquella que hace referencia a su continua relación con la enfermedad cardiovascular.

No existen un valor concreto por el cual comience el riesgo de padecer Presión Arterial Elevada o un nivel mínimo que indique que por debajo del mismo desaparezca ese riesgo.

La Presión Arterial se mide por medio de dos cifras. El médico teniendo en cuenta los datos registrados junto a la edad del paciente y la presencia o no de factores de riesgo cardiovascular, determinará si es necesario o no hacer un seguimiento más exhaustivo de la presión arterial o si es necesario iniciar un tratamiento. Es decir, el médico es la única persona capaz de indicar si el paciente es o no es hipertenso.

Al medir la Presión Arterial obtendremos dos cifras expresadas en milímetros de mercurio, que se corresponden con la presión sistólica, la primera, y la presión arterial, la segunda. Ambas cifras aparecerán separadas por una barra. Estas cifras pueden indicar si una persona adulta es sufre de Hipertensión o no. El término medio es de 140/90 mmHg.

Como hemos indicado anteriormente, no podemos basarnos únicamente en esta medición para saber si el paciente es o no hipertenso, hemos de tener en cuenta el resto de factores detallados anteriormente. En el caso de los niños y adolescentes para saber si la presión arterial del niño es alta o baja, el médico o pediatra debe hacer uso de tablas específicas.

Causas y Tipos de Hipertensión

En muchos casos la Hipertensión Arteral es de causa desconocida, o lo que es lo mismo, no existen evidencias de enfermedad o de la presencia de un agente que la produzca, por lo que en dichos casos es llamada Hipertensión Arterial Primaria o Hipertensión Arterial Esencial.

En una pequeña proporción de los casos, en torno al 5%, encontramos que la Hipertensión es dada a una enfermedad o agente externo, que al tratarla desaparece la tensión arterial elevada.

Existen factores genéticos y ambientales que pueden dar lugar a la Hipertensión Arterial. De este modo, podemos encontrarlos Tensión Arterial Elevada debido a factores genéticos (muchos de los pacientes que padecen de hipertensión tienen antecedentes o familiares con el mismo problema), casos de Hipertensión Arterial debido a factores ambientales como una elevada ingesta de sal o de alimentos salados, el consumo excesivo de bebidas alcohólicas, el estrés prolongado y el sedentarismo.

Existe otro tipo de Tensión Arterial elevada, denominada Hipertensión Arterial Secundaria. Este tipo no suele responder a los tratamientos habituales de HTA, ni a dietas específicas. Este tipo de Hipertensión Arterial Secundaria solo desaparece al tratar la enfermedad que la provoca.

La Hipertensión Arterial Secundaria puede venir dada por problemas o enfermedades en riñones, tumorales, obstructivas, enfermedades endrocrinas y algunas enfermedades neurológicas.

Has de saber que, algunos fármacos también pueden generar una presión arterial elevada, tales como antiinflamatorios, anticonceptivos, corticoides orales, etcétera. El consumo de drogas también puede provocar casos de hipertensión.

Síntomas en la Hipertensión Arterial

La Hipertensión Esencial o Primaria, durante los primeros años, no suele presentar síntomas. En pocas ocasiones, en personas jóvenes la hipertensión puede provocar palpitaciones y fatiga o sensación de falta de aire cuando se realiza ejercicios o esfuerzos.

Otras personas suelen sufrir dolores de cabeza o cefaleas, que están asociadas a la alta tensión arterial.. Estos dolores suelen darse en la zona occipital y con mayor frecuencia por las mañanas, llegando a tener una duración de dos o tres horas.

En el caso de la hipertensión mantenida en el tiempo, pueden ir apareciendo diferentes síntomas según el órgano afectado. Así por ejemplo, si el órgano afectado es el corazón, se pueden presentar dolor en el tórax, sobre todo en aquellos casos en que son las arterias coronarias las afectadas. Esta enfermedad es conocida como Cardiopatía Isquémica

También pueden darse otros síntomas como disnea o asfixia, edemas o hinchazón, si afecta al músculo cardíaco, conocida como Insuficiencia Cardíaca.

Cuando el órgano afectado es el cerebro podemos encontrar síntomas inespecíficos como la cefalea, vértigos, zumbido en los oídos o mareos. Sin el correcto tratamiento se puede dar diversos grados de parálisis provocados por accidentes vasculares cerebrales y por la afectación de pequeños vasos arteriales como demencias o hemorragias cerebrales.

La Hipertensión Arterial también puede afecta al funcionamiento de los riñones. No olvides que, la afectación renal puede ser la causa de la tensión arterial elevada. El resultado final puede ser la insuficiencia renal, cuyo síntomas son la disminución de orina y piernas hinchadas. Esta enfermedad se conoce con el nombre de Nefroangiosclerosis, y la sufren muchos pacientes que necesitan diálisis.

La Hipertensión o tensión arterial elevada también puede provocar síntomas por lesiones de las arterias periféricas, provocando frialdad y/o ausencia de pulso en extremidades. La versión crónica de ello puede provocar dolores en las pantorillas al caminar, lo que se conoce con el nombre de Claudicación Intermitente. El Aneurisma de Aorta se da cuando afecta a grandes arterias, es asintomático y no se complica.

Otro de los síntomas de la hipertensión puede darse en los ojos. Es decir, la hipertensión mantenida afecta a la retina. Si la afectación es pequeña apenas presentará síntomas, pero si es mayor puede provocar alteraciones en la visión del paciente.

Cómo Prevenir la Tensión Arterial Elevada

Tanto si deseas prevenir la tensión arterial elevada como si te han diagnosticado Hipertensión Arterial, puedes llevar a cabo una serie de medidas que mejorarán tu salud, como las siguientes:

  • No fumar.
  • Evitar el consumo excesivo de alcohol. No ingerir más de 30 g/día.
  • Llevar a cabo una dieta sana y saludable.
  • Evitar el sedentarismo. Realizar ejercicios aeróbicos de acuerdo a nuestro estado de salud y características físicas. Caminar, bailar y subir las escaleras en lugar del ascensor, te ayudarán a mantener tu tensión arterial en sus niveles normales.
  • Aumenta el consumo de legumbres, verduras, frutas y pescado azul.
  • Disminuye el consumo de sal, café, carne rojas, grasas, yemas de huevo y azúcar refinada.
  • No abuses de alimentos precocinados, congelados o fritos.
  • Dormir las horas necesarias y en las mejores condiciones posibles.
  • Tómate tiempo libre para ocio y para descansar.

Tensiómetros para el Hogar

Lo ideal es acudir a tu médico o enfermero cada vez que necesites medir tu tensión arterial. En algunas farmacias también disponen de dispositivos con los que medir la presión arterial, en un momento dado. Aunque si no tienes tiempo suficiente para acudir al centro de salud o quieres hacer un seguimiento más exhaustivo de tu presión arterial, siempre puedes hacer uso de un tensiómetro para el hogar.

Puedes comprar tensiómetros de brazo o tensiómetros de muñeca a precios muy asequibles.

Si lo que quieres es comprar el mejor tensiómetro con el que medir tu presión arterial, te recomendamos optar por aquellos de brazo, por ser más precisos, y solo de marcas recomendadas, como los siguientes:

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Además de contar con un buen tensiómetro para medir la presión arterial, también puedes leer algunos de los libros recomendados que te ayudarán a seguir unas pautas para controlar la hipertensión arterial.

Recuerda que, en caso de duda o si crees que puedes tener la tensión arterial elevada, lo mejor será acudir a tu médico. Además de hacer un seguimiento de tu presión arterial varios días diferentes, será el encargado de valorar si es necesario realizar un tratamiento o no, según tus antecedentes y otras pruebas realizadas en el centro de salud.