Tras un largo invierno, salir a jugar al aire libre, a la calle, al parque o al campo, será el mejor regalo que le puedas hacer a tus hijos, porque además de ser muy divertido, favorece el desarrollo físico y psíquico de los más pequeños.
Está claro que, jugar al aire libre es muy saludable, pero también has de saber que es una excelente forma de estimular el cerebro de los niños y desarrollen su imaginación. Los niños que son activos, saltan, corren y van de aquí para allá, son más capaces de prestar atención en clase, seguir las instrucciones de sus profesores, padres o tutores, y de trabajar en grupo. Además, el hecho de explorar y descubrir cosas nuevas, es un potente ejercicio de concentración.