Problemas de visión:

Para corregir futuros problemas de visión en los niños, lo mejor es una detección temprana de dichos problemas de visión. Si en algún momento crees que tu hijo presenta algún problema de visión o tienes evidencias de que no ve correctamente, lo mejor es acudir al especialista lo antes posible. Pide cita a tu pediatra para que le haga un primer diagnóstico, y en caso necesario, él será quien te diga a qué especialista acudir y cuándo hacerlo. Para prevenir cualquier problema de visión es muy importante estar atento a cualquier señal que indique una visión deficiente.

Los estudios científicos demuestran que al menos un veinte por ciento de los niños necesitan alguna corrección visual, por lo que los especialistas en oftalmología recomiendan que la vista del niño sea revisada con regularidad. Aunque en un principio será el mismo pediatra quien realice los controles iniciales.

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Cierto es que no es hasta a partir de los tres añitos de edad, cuando el oftalmólogo puede explorar el fondo del ojo y calibrar su agudeza visual. Apartir de esta edad en adelante, el niño únicamente deberá someterse a una revisión de control anual. Has de tener en cuenta, que aunque el niño no se queje o no presente señales de perturbaciones muy evidentes en su visión, la visita al especialista es la mejor forma de prevenir posibles alteraciones. Cuanto más temprano sea detectado el problema, más fácil será corregirlo.

La prevención de las patologías y problemas visuales infantiles debe realizarse a través de los exámenes de rutina del ojo para examinar la agudeza visual y, siempre, en caso de traumatismo. Al nacer, el bebé recibe su primer examen completo de la morfología ocular. Pero no es hasta más adelante, cuando es aconsejable que los niños pasen su primera revisión completa de los ojos, recomendado a los tres años de edad. Antes de esa edad, los exámenes más profundos solo se realizan cuando existe alguna condición específica o antecedentes familiares de problemas de la vista. Y a partir de los cuatro o cinco años de edad, es recomendable que el niño acuda a las revisiones visuales, una vez al año.

Síntomas de problemas de visión:

Para ayudarte a detectar posibles problemas de visión en tus hijos, puedes seguir las siguientes indicaciones que te presentamos a modo de ejemplo que indican que existe algún problema de visión:

– Sentarse muy cerca de la televisión.
– Acercarse mucho los libros a los ojos.
– Quejarse muy a menudo de dolor de cabeza y de ojos cansados.
– Escribir cada vez más cerca del papel.
– Mostrar signos de dificultad de leer a distancia
– Entornar los ojos para ver algo que está alejado.

Aparte de estos síntomas evidentes de problemas de visión, también se pueden dar otros, que en un principio no parecen ser tan claros, como son por ejemplo: perder el interés por la lectura y los estudios, tener dificultad para correr, parecer torpe en los movimientos y presentar excesivo lagrimeo y escozor en los ojos.

Si tu hijo es aún un bebé, puede presentar algunos de los siguientes síntomas:

– Sus ojos tiemblan o se desvian sin motivo alguno.
– Las pupilas de sus ojos no son oscuras y sí opacas, como si tuviesen un filtro nublado.
– Cuando al hablar a tu bebé, sus ojos no siguen la cara ni la voz de los padres.
– Las pupilas de sus ojos son demasiado grandes o pequeñas.
– Cuando sus ojos no se presentan alineados y bizquean hacia dentro o hacia fuera.

Ante cualquier de estos síntomas, lo ideal es que acudieras a tu pediatra de forma inmediata para que realice un primer diagnóstico, y en caso de necesitarlo, te derive al oftalmólogo para detectar el problema lo antes posible y comprobar su gravedad.

En resumen, podemos decir que la primera visita al oftalmólogo debe ser realizada a partir de los tres años, tan pronto como sea necesario y siempre que se cumpla alguna de las siguientes premisas:

– Cuando el niño presente muestras de que no ve bien. Si notas que realiza mucho esfuerzo para leer o ver de lejos.
– Cuando la alineación de los ojos no es correcta. Presenta desvios y sospechas de estrabismo.
– Cuando existen antecedentes familiares de alteraciones en la visión.
– Del mismo modo, también deberá acudir al oftalmólogo cuando el niño tenga de tres a seis años, aunque no presente ningún síntoma anormal de visión, simplemente para realizar una revisión completa.