Podemos decir del lenguaje que, es el instrumento de comunicación más importante que poseemos los seres humanos. Pero además, su adecuado desarrollo es decisivo para la estructuración del pensamiento y la acción del niño, para estructurar y regular su personalidad y el comportamiento con los demás, además de ser el principal medio de información y transmisión de cultura.

A la hora de estimular y desarrollar el lenguaje del niño, el entorno familiar es el contexto clave, decisivo e insustituible. Para entender un poco más sobre el lenguaje, debemos dividirlo en tres dimensiones o secciones: uso, contenido y forma.

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El uso del lenguaje hace referencia a las distintas funciones que cumple el lenguaje: expresar sentimientos, pedir, dar explicaciones, etc… Constituye la dimensión más importante del lenguaje. Con el contenido del lenguaje nos referimos a las palabras que comprendemos y que usamos en nuestro lenguaje, el vocabulario. Y con la forma del lenguaje nos referimos a la articulación correcta de todos los sonidos del habla, y a la organización de las palabras en la frase. Por eso, para la estimulación del lenguaje debemos siempre abarcar estas tres dimensiones.

Estimular el uso del lenguaje oral

La mejor forma de estimular el lenguaje, en todos sus sentidos, es hablar con el niño y dejar que nos hable con tranquilidad. Pero en este caso, es tan importante hablar, como escuchar, por eso debemos dejar que el niño hable, sin interrumpirle ni hablar por él.

Para nuestros hijos, los padres somos el mejor ejemplo de cómo usar el lenguaje para el niño, por lo que debemos, en la medida de lo posible, hablar correctamente, no gritar, hablar despacio, hacer uso de frases comprensibles y bien ordenadas. Del mismo modo, debemos hablar educadamente, pedir las cosas por favor, dar las gracias, no usar tacos, expresar sentimientos sin herir, etcétera. De esta forma, podremos pedir a nuestro hijo que pida las cosas por favor, que dé las gracias, que no interrumpa cuando alguien hablar, etcétera, pero siempre poniéndonos como ejemplo.

Para estimular el uso del lenguaje, en niños de tres a siete años, debemos exigir a nuestro hijo, que hable con frases, no con palabras. Por ejemplo, si para pedir agua dice: «¡agua!», debemos exigirle que diga: «Por favor, ¿me das agua?». Para estimular el uso del lenguaje vendrá bien que nos cuente cómo le ha ido el día o sus experiencias en el colegio, y contadles las nuestras. Traducir su hablar. Si nos quiere decir algo y lo hace incorrectamente, no debemos intuir lo que quiere decirnos, sino repetir lo que quiere comunicar correctamente: «Lo que quieres decir es..»

Otra forma de estimular el uso del lenguaje, es mediante el empleo del juego. Podéis jugar a representar papeles de distintos personajes: Ahora eres el médico, la profesora, el vendedor, etcétera. También podéis jugar a terminar frases, por ejemplo: «El coche va…». El juego constituye una fuente de formación efectiva y divertida, con el que aprender nuevas cosas, mientras pasa un buen rato.

Recuerda que la televisión no puede sustituir la estimulación del niño.

Estimular el contenido del lenguaje

Para estimular el contenido del lenguaje, debemos enseñar a nuestros hijos el nombre de los objetos habituales de la casa y jugar a preguntárselos: «¿Cuál es el tenedor…? ¿Cómo se llama esto?». Puedes hacerlo tanto dentro de casa, como fuera, en los viajes y salidas, diles el nombre de las cosas que va viendo, lo mismo si estás con ellos viendo la televisión o un libro con ilustraciones. Explícale el nombre de los objetos que aparecen en sus cuentos y canciones.

Para estimular el contenido del lenguaje, no estaría de más contestar siempre que te pregunten: «¿Qué es esto?» o jugar por ejemplo al «Veo-veo». Si lo deseas, puedes pedir al tutor o tutora de tus hijos, que os deje una relación del vocabulario que se está trabajando en clase, para luego repasarlo con ellos en casa.

Ejercicios y actividades para estimular el lenguaje

Para estimular la forma del lenguaje, en niños de edades comprendidas entre los tres y siete años, podemos hacer uso de las siguientes pautas:

– Procurar hablar y pronunciar en casa correctamente. Recuerda que para nuestros hijos, nosotros somos su mejor ejemplo.
– Si tienen errores en algunos sonidos corregirlos sólo una vez en cada ocasión. Por ejemplo, si dice «palatano», decidle sólo una vez: «No… mírame, se dice así «plátano», a ver dilo tú». Si lo dice correctamente elogiadlo, si lo vuelve a hacer mal, no corregirlo.
– No imitar su lenguaje infantil, sus errores o reírle la gracia de pronunciar mal.
– Evitar los alimentos triturados o biberón a partir de los 3 años: no se fortalecen los órganos de la boca para el habla: paladar, lengua, dientes…
– Si observáis algún problema físico (frenillo) comentadlo con el pediatra.
– Estructurar correctamente la frase. Exigirle que él lo haga también.
– Fomentar preguntas de Qué, quién, cómo…
– Jugar a decirle una palabra y que diga una frase. Luego con dos…
– Jugar a decirle una frase de 3 ó 4 palabras desordenadas y la tiene que decir ordenadamente.
– Jugar a los «trabalenguas».
– Jugar a alargar las frases.
– Si presenta alguna dificultad en el movimiento de la lengua, en el soplo, en el control de la respiración o en un sonido en particular (por ejemplo en la “R”), pedir orientaciones al tutor/a.
– Hacer juegos de discriminación auditiva: Adivinar a qué corresponden sonidos (imitar animales, teléfono, dejar caer las llaves…). Jugar a «cazar» sonidos de letras. Por ejemplo, cada vez que se oiga el sonido “RR” en unas palabras, levantamos la mano.

Fuente: Folletos de ayuda a padres y madres. Jesús Jarque García.
www.jesusjarque.com