Muchas madres y padres se quejan de que sus hijos sólo toman determinados alimentos, negándose a probar cosas nuevas. En otros casos, los padres se quejan de que sus hijos no quieren comer fruta o verdura. Originariamente, este comportamiento suele estar relacionado con el instinto de supervivencia ancestral de los seres humanos, para disminuir el riesgo de que se pudieran producir enfermedades con la introducción de un nuevo alimento. En la actualidad, los niños rechazan la comida por miedo a lo desconocido, en este caso a probar algo que no les guste, por sabor, olor o textura. Existen niños que, cuando prueban algo nuevo, son incapaces de comerlo, llegando incluso a vomitarlo.
Antes de establecer unas pautas a la hora de probar nuevos alimentos, hay que especificar que para que un niño o niña llegue a decidirse a probar un nuevo alimento, habrá que ofrecérselo varias veces, entre ocho o diez, como mínimo, por lo que hay que armarse de paciencia.