La leche materna es el mejor alimento para el bebé, ya que contiene todos los nutrientes necesarios para el correcto desarrollo del niño. Además, este tipo de lactancia protege al bebé de enfermedades e infecciones, disminuye el riesgo de sufrir alergias, pues sus componentes no son alérgenos, favorece la maduración del aparato gastrointestinal, regula el apetito del bebé y le ayuda a estimular el gusto y el olfato, y refuerza la unión entre la madre y el niño, gracias al contacto íntimo que se establece durante la toma.